D esde que construyeron la autopista cada vez pasaba menos gente por el pueblo, lo que suponía un hándicap para la mayoría de personas, no lo era para Shazia. Ella buscaba un lugar fértil para poder cultivar su huerto y sosegado para reposar su alma, pero tampoco podía estar muerto, la intención era montar un bazar y para ello tenía que estar habitado, en un primer vistazo parecía el pueblo ideal. Otra cosa era la opinión de su hijo Mayan, a sus 21 años seguía estando con ella, aunque no entendía muy bien su filosofía y se quejaba de sus decisiones sobre los emplazamientos que elegía para vivir, por él estarían en grandes ciudades donde pudiera relacionarse con otros jóvenes de su edad. Mayan siempre se juraba así mismo que esta sería la última vez que seguiría a su madre, pero cuando la miraba a la cara sabía que no podría separarse de ella, aunque esta vez no sucedió, no sonó esa vocecita que le repicaba en la cabeza diciéndo que debía c...